sábado, 24 de mayo de 2014

Bésame, Schumann - Los Juegos de Ernesto Acher

¿Se puede jugar con una melodía? No me refiero aquí a las retrogradaciones e inversiones del sujeto de una fuga, sino a juegos mucho menos complicados... ¡por supuesto que sí!
Todos hemos encontrado alguna vez, por casualidad, similitudes, vínculos, posibles continuaciones...

Ernesto Acher es un intérprete y compositor argentino, que perteneció al grupo Les Luthiers entre los años 1971 y 1986, como instrumentista, arreglista, compositor y constructor de instrumentos. El humor ha estado siempre presente en su trayectoria musical.

Tras varios años trabajando como arquitecto, él mismo nos cuenta cómo empezó su relación profesional con la música:
Después de muchos años de tironeo y dudas, a principio de 1971 decidí dejar la arquitectura y dedicarme a la música. Los arquitectos aplaudieron y los músicos guardaron respetuoso silencio...

Acher recopiló en un disco del año 1987 una serie de juegos musicales que emparejan melodías de obras muy conocidas de música clásica con otra melodía de música menos clásica, en un diálogo fresco y desenfadado. Luego las presentaría en directo en las que denominó como Veladas espeluznantes.

Y es que en ocasiones somos demasiado respetuosos con algunas composiciones del pasado, como si fuesen algo sagrado e intocable. Y, de tanto respetarlas, a veces las convertimos en auténticas momias, en objetos de estudio que se valoran, pero que no se aman realmente.


Aquí os dejamos un pequeño ejemplo presentado por el propio compositor. Receta: mezclar el Concierto para piano en La menor de Robert Schumann con la conocida canción de Consuelo Velázquez Bésame mucho. Añadir mucho sentido del humor, pocos prejuicios y... ¡agitar bien! Con todos ustedes, Bésame, Schumann.

Osun Requiem

Calixto Álvarez es un músico nacido en 1938 en Cuba (Santa Isabel de las Lajas). Estudió piano, órgano, cello y composición, primero en su Cuba natal y luego en Estados Unidos, en el Julius Hartt College of Music. A su regreso a Cuba continuó su formación con Leo Brower y otros profesores. Muy vinculado desde siempre con el mundo teatral, ha llevado a cabo varias composiciones para la puesta en escena de diversas obras de teatro.

Este es el caso del Osun Requiem, obra escrita en el año 1988 para acompañar la representación de la obra Requiem por Yarini. Escrita para coro a capella, se divide en once números, que originalmente se iban interpretando intercalados, en los momentos en que se pausaba la acción. La obra, escrita por Carlos Felipe Hernández, está basada en un personaje real, un famoso proxeneta de la Habana, llamado Alberto Yarini Ponce de León.

Y os preguntaréis, ¿y por qué tituló su obra así el compositor?

Osun es una de las deidades de la religión Yoruba. Esta religión es originaria de Nigeria, y llegó hasta Cuba con los esclavos procedentes de esta zona de África. Allí en el Caribe se produjo una inevitable fusión con la religión cristiana, dando lugar a lo que se denomina "Santería", que no es más que el resultado de un proceso de sincretismo entre los santos cristianos y los Orishas y otras deidades de los diferentes cultos africanos.

La deidad Osun representa el guía, el vigilante que vela por toda persona, y simboliza también la protección de sus ancestros. Representa además la propia vida del individuo, mediante su verticalidad; cuando Osun se pone en posición horizontal, está anunciando la proximidad de la muerte.

En la obra de teatro Requiem por Yarini aparecen numerosas referencias al sincretismo y a las deidades de la religión Yoruba. Por este motivo, la letra del Osun Requiem mezcla el texto de la misa de Requiem en latín con textos escritos en dialecto lucumi, que es el que se utiliza para las ceremonias de santería en Cuba.

Aunque, como hemos dicho, está escrita para coro mixto a capella, también se puede cantar con acompañamiento de percusión. Su interpretación exige mucho trabajo por parte del coro, dada la mezcla de diferentes ritmos - bastante complejos, además- y colores entre las diferentes voces. El número más popular, quizá por su menor dificultad técnica -y sólo técnica-, es el Lacrimosa.

Aquí os dejamos un vídeo con el primer número del Requiem, en una impecable interpretación del Coro Polifónico de Cuba en Mayo de 2012. Es una auténtica maravilla. ¡A disfrutarlo!